jueves, 19 de julio de 2012

El #YoSoy132Xalapa y la derrota del PRI en la capital de Veracruz


Los resultados de las elecciones para diputado federal en Jalapa demuestran, en primer lugar la alta volatilidad de las preferencias electorales en el distrito; pero también la estrecha relación y particular lectura que los movimientos están haciendo de los conflictos en el escenario nacional e internacional, lo que les permite romper el cerco institucional y mediático para combatir el sometimiento y la humillación.

En el estado de Veracruz, Jalapa se distingue por haber vivido ya la alternancia en la presidencia municipal y en el congreso local. Esta vez el ganador (PRD) gana y por mucho a un candidato que había sido edil de oposición -antes del neoalemanismo- para iniciar una carrera burocrática en ascenso… hasta los acontecimientos de principios del año en Boca del Rio. Si se toma en cuenta que tradicionalmente el estado de Veracruz ha sido un bastión del PRI, (aunque mucha gente se pregunta por que perdió Peña y ganaron casi todos  los candidatos a senadores y diputados) la particularidad del votante jalapeño lo distingue en y lo coloca al lado de Oaxaca, Guerrero, Tabasco y el Distrito Federal. ¿Cuáles fueron las causas de los resultados electorales?

En el plano nacional el efecto AMLO jugó un papel destacado, cobijando a una delegación partidista débil y fragmentada y a un candidato que contó con poca cobertura mediática y menos propaganda a lo largo de toda la campaña, y esta última aplastada por la propaganda de los otros partidos, incluyendo la campaña presidencial y la de senadores. El aumento de la inflación, el desempleo y la violencia así como la militarización rampante aportaron casi todo lo demás. La desastrosa administración de Calderón agudizó los conflictos y la crisis mundial le dio la puntilla a la continuidad panista en Los Pinos. La pelea fue entre AMLO y Peña y el presidente no dejó lugar a dudas de quien era su gallo. Este hecho marcó la coyuntura nacional y definió el voto de much@s.

En el plano local, el asesinato de Regina Martínez, en un contexto de aumento de la violencia en la ciudad y el estado de Veracruz, caracterizó en gran medida la coyuntura electoral jalapeña; sucedió casi en medio del proceso y capturó la atención de medios internacionales -sobre todo hacia la situación de los derechos humanos en la entidad- lo que afectó la imagen oficial, principal aval de sus candidatos. El único distrito ganado por el PRD en el estado fue la capital, lo que subraya el impacto del terrible acontecimiento, que muy probablemente generó un sentimiento de indignación que abonó para la aparición del movimiento juvenil #YoSoy132  en Jalapa.

Tal vez les resulte chocante a los estudiantes saber que sus manifestaciones y en general toda su crítica al sistema haya afectado a los partidos políticos, dado su apartidismo, pero se puede sostener que fue un efecto colateral, no calculado y sobre todo imposible de ignorar. Los aplausos, toques de bocinas y el apoyo que los habitantes de Jalapa brindaron a los manifestantes tuvo un impacto en los resultados electorales; que no se pueda calcular con exactitud no quiere decir que el fenómeno sea inexistente. Si a esto se agrega que durante el último año varias partes del mundo han experimentado movimientos similares, no se puede dudar del efecto #132 en los resultados electorales.

La coyuntura internacional tuvo mucho que ver para la conformación de un movimiento estudiantil que contribuyó a popularizar la idea de castigar al sistema. La primavera árabe, los indignados en España y los Ocupa en Estados Unidos son fuente de inspiración, no sólo para la juventud si no para la población en general. En particular para los estudiantes en Jalapa habría que agregar que el movimiento estudiantil en Chile, encabezado por Camila Vallejo y estuvo en la mira internacional por varias semanas, no debió haberles sido indiferente. 

Se podría decir que el elemento más prometedor y halagador (si es que caben los halagos en el mundo en que vivimos)  de esta coyuntura electoral se localiza en el corazón y la mente de los que participan en el #132 y en organizaciones  y colectivos estudiantiles en buena parte del territorio nacional. Su compromiso ético, su capacidad para burlar el cerco mediático, su optimismo arrollador, son una consecuencia inesperada de un proceso electoral deprimente y humillante, o al revés, del cual nada bueno podía y podemos esperar. 

Resulta en extremo necesario que se imaginen otros mundos, que se pueda pensar al margen del poder y sus símbolos. Las manifestaciones estudiantiles en Jalapa y en México  fortalecieron a la oposición partidista, si bien de manera limitada, canalizando el hartazgo de una amplia franja de la población hacia la resistencia y la oposición al régimen. 

Lo anterior puede parecer la confirmación de la especie, difundida por buena parte de la opinión pública nacional, de que el #132 es un movimiento controlado por los partidos políticos. Pero esto no deja de ser un argumento descalificador y limitado pues el movimiento, a pesar de su apartidismo no es un movimiento apolítico. Pero a diferencia de los partidos políticos concibe la política más allá de las elecciones, aunque no las desprecia en su respeto a la legalidad. 

Hasta el momento ha sobrevivido a la emergencia popular, producto del megafraude, manteniéndose fiel a sus principios y concibiendo sobre la marcha una manera de comunicarse en una estructura nacional pero manteniendo la autonomía de las asambleas locales y procurando adaptar, operar, los acuerdos nacionales en la realidad local y regional. Lo que está claro es que el #132 pisa con ganas en la arena política y está abierto a alianzas con otros movimientos. ¿Hasta dónde llegará?

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