sábado, 28 de julio de 2012

Juicio Político a Felipe Calderón: demanda ciudadana inaplazable

Ante la iniciativa que tutela Felipe Calderón para vetar la Ley General de Víctimas –desatendiendo arbitrariamente la aprobación unánime de dicha Ley en las cámaras alta y baja–, el fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), Javier Sicilia, responde: “Calderón insiste en la negación de las consecuencias de su guerra; el presidente se opone a buscar un camino para la paz y justicia para México”. Más tarde, en una carta abierta dirigida al hombre que alcanzó la presidencia en 2006 por capricho de los magistrados del TEPJF, el poeta escribe: “Por desgracia, Sr. Presidente [sic], la forma en que el Ejecutivo ha asumido esos compromisos lo único que ha hecho es ofendernos y reiterarnos el desprecio que usted tiene por las víctimas y la patria” (Proceso). 

Lo que para todo México constituía inequívocamente una treta para ganar tiempo, para Javier Sicilia parecía tratarse de una demanda ciudadana en proceso de efectuarse formalmente. El hombre del escapulario, cuya ingenuidad no pocas veces desconcierta, imaginó que el gobierno de Calderón publicaría en tiempo y forma la referida Ley. 

 Si bien sus cálculos fracasaron aparatosamente, cabe reconocer que las declaraciones sucesivas del dirigente del MPJD gozaron de cierto pulso. En efecto, Calderón se negará hasta la tumba a reconocer las consecuencias de su guerra. Se trata de la bandera-divisa de su sexenio; sin la reivindicación de esta política, su paso por la presidencia se vería como un lienzo en blanco. Calderón prefiere los trazos en rojo de una guerra inicua, al blanco inmaculado de la nada. Es inútil recordarle su “desprecio por la patria”. Su condición de traidor data desde el día que usurpó el poder e inauguró un 11 de diciembre de 2006, tras un llamado de auxilio a Estados Unidos, la “guerra contra el narcotráfico”, figura desestabilizadora altamente mortífera que exporta Washington a los países cuyos gobiernos solicitan su “desinteresada” ayuda. 

Otra vez yerra Javier Sicilia cuando señala: “…Calderón aceptó sacrificar este país para proteger a los 23 millones de adictos que siguen consumiendo drogas en Estados Unidos”. Corrección: en México, la guerra se instrumentó con el objeto de cancelar el cambio político por la vía de los canales institucionales. Fue el recurso a la mano para dotar de factibilidad a un régimen desprovisto de legitimidad e incluso de legalidad, salvo la coactiva que cultiva el Estado cada seis años para afianzar el omnímodo poder de la clase gobernante –que no dirigente–. La militarización de México es un signo del carácter golpista del calderonato. La instauración de un entorno de impunidad (en México 98.76% de los delitos quedan impunes) es otro aspecto sintomático de la calidad delictiva de la saliente administración. 

Ante el formidable volumen de pruebas que existe para alentar una demanda que afinque responsabilidades penales al presidente, cabe exhortar a Javier Sicilia a que rectifique su estrategia, y se sume resueltamente a la iniciativa ciudadana que acude a la Corte Penal Internacional para solicitar un juicio penal en contra de Felipe Calderón. La demanda ya se encuentra en la etapa de procesamiento. Pero sólo con una presión mediática significativa se conseguirá que se atienda el caso. No se negocia con una persona acusada por el delito de traición a la patria: se le persigue con todos los recursos que provee la inteligencia y la ley, aunque esta última fuere sesgada e ineficaz. 

El artículo 123 del Código Penal Federal establece: 

Se impondrá la pena de prisión de cinco a cuarenta años y multa hasta de cincuenta mil pesos al mexicano que cometa traición a la patria en alguna de las formas siguientes: 

i) Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero. 

ii) Tome parte en actos de hostilidad en contra de la nación, mediante acciones bélicas a las órdenes de un estado extranjero o coopere con este en alguna forma que pueda perjudicar a México. 

La moneda está en el aire. Los muertos reclaman memoria; los vivos justicia.

viernes, 27 de julio de 2012

A la basura dos siglos de conquistas: Entrevista al escritor uruguayo, Eduardo Galeano

BBC Mundo
Paula Vilella
 
El escritor uruguayo, historiador literario de su continente a través de obras como “Las venas abiertas de América Latina” y la trilogía “Memorias del Fuego”, habló con BBC Mundo sobre los últimos acontecimientos de América Latina y la crisis capitalista mundial.

Desde su mesa de siempre en el céntrico Café Brasilero, dejando tras el ventanal el frío del invierno austral, insiste en que “la grandeza humana está en las cosas chiquitas, que se hace cotidianamente, día a día, la que hacen los anónimos sin saber que la hacen”.

Por eso, alterna las respuestas con episodios de su último libro, “Los hijos de los días”, en el que agrupa 366 historias reales, una para cada día del año, que contienen más verdad que hablar de la prima de riesgo.

La crisis europea se está manejando por los líderes políticos desde un discurso de sacrificio de la población.

Es igual al discurso de los oficiales cuando mandan a los reclutas a morir, con menos olor a pólvora pero no menos violento.

Esto es un plan sistemático a nivel mundial para arrojar al tacho de la basura dos siglos de conquistas obreras, para que la humanidad retroceda en nombre de la recuperación nacional.

Este es un mundo organizado y especializado en el exterminio del prójimo.

Y luego vienen a condenar la violencia del pobre, la de los muertos de hambre; la otra se aplaude, merece condecoraciones.

¿Se está presentando la ‘austeridad’ como única salida?

¿De quiénes? Si los banqueros que produjeron este desastre fueron y siguen siendo los principales asaltantes de bancos y son recompensados con millones de euros que les pagan como indemnización…

Es un mundo muy mentiroso y muy violento. Lo de la austeridad es un viejo discurso en América Latina. 

Asistimos a una obra de teatro que fue estrenada acá y que ya conocemos.

Sabemos todo: las fórmulas, las recetas mágicas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial…

¿Considera que el empobrecimiento de la población es más violento?

Si la lucha contra el terrorismo fuera verdadera y no una coartada para otros fines, tendríamos que empapelar el mundo con carteles que dijeran ‘se buscan a los secuestradores de países, a los exterminadores de salarios, a los asesinos de empleo, a los traficantes del miedo’, que son los más peligrosos porque te condenan a la parálisis.

Este es un mundo que te doméstica para que desconfíes del prójimo, para que sea una amenaza y nunca una promesa.

Es alguien que te va a hacer daño y para eso hay que defenderse.

Así se justifica la industria militar, nombre poético de la industria criminal.

Eso es un ejemplo clarísimo de violencia.

Pasando a la política latinoamericana, México continúa en las calles protestando por los resultados oficiales de las elecciones…

La diferencia de votos no fue tan grande y quizás sea difícil de demostrar que hubo fraude.

Sin embargo, hay otro fraude más profundo, más fino y que es el más dañino a la democracia: el que cometen los políticos que desde el llano prometen todo lo contrario de lo que después hacen desde el poder. Así están actuando contra la fe en la democracia de nuevas generaciones.

Respecto a la destitución de Fernando Lugo en Paraguay, ¿se puede hablar de golpe de Estado si se ha basado en las leyes del país?

Por supuesto que el de Paraguay es lisa y llanamente un golpe de Estado.

Han golpeado el gobierno del ‘cura progre’ no por lo que hubiera hecho sino por lo que podía hacer.

No había hecho gran cosa pero como se proponía una reforma agraria en un país que tiene el grado de concentración de poder de la tierra más alto de toda América Latina, y en consecuencia la desigualdad más injusta, había tenido algunas actitudes de dignidad nacional contra algunas empresas internacionales todopoderosas como Monsantos y prohibido el ingreso de algunas semillas transgénicas…

Fue un golpe de Estado preventivo, por si acaso, no por lo que eres sino por lo que puedes llegar a hacer.

¿Le sorprende que sigan dándose estas situaciones?

El mundo actual es muy sorprendente.

La mayoría de los países europeos que parecía que estaban vacunados de los golpes de Estado son ahora gobiernos gobernados a manos de tecnócratas designados a dedo por Goldman & Sachs y otras grandes empresas financieras que no han sido votadas por nadie.

Hasta el lenguaje lo refleja: los países, que se supone que son soberanos e independientes, tienen que hacer bien sus deberes como si fueran niños con tendencia a la mala conducta y los maestros son los tecnócratas que vienen a tirarte de las orejas.

miércoles, 25 de julio de 2012

El legado de la derecha mexicana: la reedición de la pugna entre el estado confesional y el estado laico.


Una de las consecuencias más evidentes del paso del Partido Acción Nacional (PAN) por Los Pinos será sin duda la reedición de un viejo conflicto que marcó el nacimiento del estado liberal en México: la pugna entre el estado confesional y el estado laico. A lo largo del siglo XIX, la lucha entre conservadores y liberales sacudió a la naciente república marcando para siempre la memoria histórica de sus habitantes. Se podría decir sin exagerar que este país nació precisamente como consecuencia de la derrota conservadora, sin la cual hubiera sido imposible el surgimiento de la nación. En términos geopolíticos, para México hubiera sido prácticamente imposible mantenerse independiente como un imperio y alineado a la Europa católica y monárquica, justo al sur de la frontera de los Estados Unidos. El estatus de estadista del que goza Benito Juárez radica precisamente en la comprensión de este hecho, a pesar de sus creencias religiosas. Su visión de un estado laico fue el resultado de la necesidad histórica: tuvo que elegir un camino intermedio que sin atacar las creencias de la mayoría de la población –que el mismo profesaba en su fuero interno- garantizara la existencia de la libertad de creencias, evitando así la posibilidad de una nueva invasión yanqui y por ende el fin de la nación. La idea costó muchas vidas pues tuvo que serle impuesta a punta de balazos a buena parte de la clase dominante mexicana, la cual retrocedió ante la caída del imperio de Maximiliano pero se mantuvo a la espera de mejores condiciones para revivir su proyecto de instituir un estado confesional.

La revolución mexicana le dio un nuevo impulso al estado laico, sobre todo por la aparición del artículo tercero constitucional que lo obliga a impartir educación laica, gratuita y obligatoria. Su aprobación en Querétaro en 1917 provocó uno de los debates más encendidos de todo el proceso, enfrentando la oposición del grupo carrancista y de los diputados conservadores quienes arguyeron que se violaba la libertad de los padres de familia para elegir la educación que consideraran más conveniente para sus hijos. Casi al mismo tiempo la iglesia católica desde el Vaticano instruyó a sus representantes en México para articular lo que después se conoció como la guerra cristera, tratando de revivir el viejo proyecto de estado confesional, tan caro a la clase dominante de buena parte del país… hasta la fecha. A pesar de ser derrotados, los conservadores obligaron al estado posrevolucionario a negociar para mantener su presencia y derecho de veto virtual que se manifestó por ejemplo en su oposición al libro de texto gratuito en los años sesentas y posteriormente a la planeación familiar y los métodos anticonceptivos así como al aborto y el reconocimiento a la diversidad en la manifestación de la sexualidad.

Con la llegada de la derecha partidista al gobierno federal, la vieja lucha entre conservadores y liberales cobró fuerza sobre todo porque congregaciones como los Legionarios de Cristo y organizaciones fascistas como El Yunque  se convirtieron en minorías influyentes al interior del PAN y del gobierno federal. Fue así como en el Congreso de la Unión aparecieron varias reformas impulsadas por estas facciones[i] entre las que destaca la propuesta para reformar el artículo 24 constitucional. 

Irónicamente la propuesta de reforma fue impulsada por un diputado priísta de Durango, José Ricardo López Pescador -lo que más que ocultar al verdadero beneficiario, la iglesia católica, evidencia la profunda derechización de un partido otrora defensor del estado laico. Incluso el presidente electo en las recientes elecciones, Enrique Peña Nieta, egresó de la Universidad Panamericana, fundada por el Opus Dei. En todo caso, el cabildeo para impulsar la reforma ha sido llevado a cabo fundamentalmente por los jerarcas de la iglesia católica en México y corresponde fielmente al proyecto promovido desde el Vaticano, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, punta de lanza transnacional para impulsar a los estados confesionales en todo el mundo.


De acuerdo con el documentoNota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política”,  el voto de un buen católico en cualquier elección deberá considerar siete puntos: Respeto a la vida, y la clara oposición al aborto y a la eutanasia; la tutela y la promoción de la familia fundada en el matrimonio monógamo entre personas de sexo opuesto; la libertad de los padres en la educación de sus hijos; la tutela de los menores y la liberación de las víctimas de las modernas formas de esclavitud; el derecho a la libertad religiosa; el tema de la paz y el desarrollo de una economía que esté al servicio de la persona y del bien común.

La reforma[ii] objeto de éstas líneas tiene como finalidad el reconocimiento explícito de la libertad religiosa y ha sido objeto de fuertes críticas, incluso por dirigentes de otros cultos religiosos que compiten en el mercado de la fe. Como la misma iglesia católica reconoce: “Cuando se hace un cambio de ley nunca se hace en beneficio de uno solo, no se hace pensando, esto es el beneficio de la Iglesia católica, se hace en beneficio de cualquier agrupación religiosa. Evidentemente que por el tamaño, la iglesia (católica) se ve beneficiada pero igual que en su proporción cada una de las iglesias” De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir al Discriminación (CONAPRED) 15.6 % de la población profesa una religión diferente a la católica.

Más allá de que la reforma sea la primera parte de un proyecto más amplio, como se señala arriba, las críticas centrales a la reforma, según el desplegado dirigido a la Cámara de Senadores por el Foro Cívico México Laico y un gran número de académicos, investigadores y organizaciones mexicanas se concentran en dos cuestiones: la primera es que la libertad de convicciones éticas supone que las no éticas serán ilegales; pero el problema de fondo tiene que ver con quién y cómo se establecerá cuáles son las creencias éticas y cuáles no?

Si bien en nuestros días se habla de códigos de ética para las instituciones del estado mexicano –que más bien parecen patadas de ahogado, dada la creciente descomposición que experimentan- la ética es, a diferencia de la moral, una cuestión personalísima que obliga al individuo a elegir al margen de ideologías, religiones o incluso leyes. La elección de argumentos para la acción es siempre un dilema ético, que si bien tiene como referencia el espacio social en la que se desenvuelve el individuo, recae al final en su fuero interno. En este sentido se justifica la pregunta: ¿Quién y cómo decidirá cuáles convicciones son éticas y cuáles no? Porque precisamente una de las características del estado confesional es su capacidad para definir cuáles son las creencias aceptadas, cuáles son las convicciones correctas. El estado laico define los límites entre lo jurídico y lo antijurídico pero le deja al individuo la libertad para definir sus convicciones, sus principios, al margen de la legalidad. Sobra decir que si determinada convicción cobra vida a través de una acción que viola la ley, el responsable estará sujeto a las sanciones correspondientes. Sin embargo, en última instancia será la conciencia del individuo la que elija y no el estado. El control de las conciencias es un viejo proyecto conservador -impulsado tradicionalmente por la iglesia católica y al que se han sumado los medios de comunicación- que se basa en la idea de que la mejor forma de control del ser humano es a través de la interiorización de valores, aunque vayan en contra de su capacidad para elegir en libertad, o mejor dicho, que la anule, la desaparezca del mapa de las posibilidades humanas.

La reforma ha sido aprobada por El Congreso de la Unión con el voto de las bancadas del PRI y el PAN, pero para que se integre al texto constitucional tiene que ser aprobada por dos terceras partes de las legislaturas de los estados de la república. Hasta el momento las legislaturas de Baja California, Oaxaca, Michoacán y Morelos la han rechazado mientras que el estado de México y Durango la han aprobado. Las recientes elecciones federales fueron un obstáculo para su discusión en la mayoría de los estados por la sencilla razón de que los partidos  políticos no querían cargar con el probable costo político, pero en los próximos meses deberán pronunciarse al respecto. Por su parte la sociedad civil ha manifestado su rechazo en varios estados de la república aglutinando a diversos sectores que apoyados en el espíritu laico de la Carta Magna se oponen radicalmente a cualquier intento de modificarlo o pervertirlo. Muchos de ellos son católicos pero conciben a la educación religiosa como una responsabilidad familiar y no estatal. Y a pesar de casarse por la iglesia y bautizar a sus hijos desconfían bastante del clero, de su ambición de poder y de su impunidad, sobre todo a la luz de los recientes escándalos como el de Los Legionarios de Cristo y su fundador, Marcial Maciel.

Las opiniones críticas a la reforma constitucional del art. 24 coinciden en señalar que, si bien sus alcances son limitados no puede ser ignorado el hecho de que la iglesia católica no se va a conformar sólo con esta reforma sino que seguirá abogando por incrementar su capacidad para impulsar el regreso de un estado confesional pero ocultándolo con el velo de la promoción de los derechos humanos.  Su eventual aprobación detonaría un efecto dominó que obligaría a reformar otros artículos, como se reconoce incluso en el dictamen de la Cámara de Diputados cuando se especifica que “…a la luz de él [art.24 reformado] se requerirá tanto la revisión de los artículos 3o., 5o., 27 y 130 como de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público… [y] el Reglamento de Asociaciones Religiosas y Culto Público… Sin embargo, por el momento, sólo existen condiciones para concretar la reforma al artículo 24 de la Constitución.Por su parte, en el dictamen del Senado se niega la posibilidad de que se revisen los artículos mencionados, pero dicha declaración no elimina la posibilidad de que en el futuro se modifiquen dichos artículos. Máxime cuando el eventual arribo de Peña Nieto a la presidencia fortalecerá inevitablemente la influencia de la iglesia en la política institucional. No se puede olvidar que el candidato del PRI, como parte de su larga precampaña a la presidencia, viajó al Vaticano para comunicarle a Ratzinger sus intenciones de volver a contraer matrimonio. Más allá de formar parte de su plan de mercadotecnia política, sin mucho esfuerzo se podría inferir que Peña Nieto simpatiza abiertamente con la idea de debilitar el estado laico a cambio del apoyo de un aliado poderoso. Esto sin mencionar la reciente visita de Ratzinger a México, que se dio precisamente después de la aprobación de la reforma del 24 constitucional y que fue vista por muchos como un regalo al Vaticano.

En todo caso, las terribles condiciones por las que atraviesa el país, marcadas por la polarización social y política, la militarización y el empobrecimiento generalizado de la población, se verían profundizadas por un proyecto caduco que en nada contribuye a la armonía social. La moneda está en el aire y aunque la reforma sea rechazada por las legislaturas locales sólo se habrá ganado una batalla pero el conflicto permanecerá, ya que la iglesia católica seguirá soñando con el regreso de un estado confesional y no faltarán partidos políticos y camarillas que lucren con la posibilidad para obtener beneficios a corto plazo. Lo que está en juego no son los derechos humanos sino los beneficios políticos y económicos que implican el fin del estado laico.Lo que está en juego es simplemente la existencia de la nación.


[i] Digo facciones porque a diferencia de las fracciones, que se distinguen por mantener principios comunes con todos los miembros del partido, las facciones no reconocen más principios y más objetivos que los suyos.
[ii] Actualmente, el artículo 24 señala:
      “Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituya un delito o falta penados por la ley”.
     Según la iniciativa de reforma, quedaría:
     “Todo persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individualmente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política.

sábado, 21 de julio de 2012

México 451


La ambientación distópica que prefigura Ray Bradbury en Fahrenheit 451 cobra cada vez mayor verosimilitud, alcanzando peligrosamente una concreción casi matemática a lo proyectado e imaginado por el autor. Las sociedades democráticas coexisten con estructuras estatales típicamente totalitarias: la democracia es tan sólo la expresión ideológica de la tiranía. En el “mejor de los mundos posibles” el control psicosocial alcanza niveles inusitados, a tal grado que la frontera entre la realidad y la ficción, si bien a menudo indiscernible, es inasequible para los sentidos del hombre tele-embrutecido. Se vive inmerso en un reality show en donde todo comportamiento no domesticado es motivo de escarnio y vilipendio. En este universo de artificios y simulaciones, la libertad gravita en torno a la selección de lo impuesto. Elección e imposición conviven cual gemelos siameses. Así, libertad y tolerancia constituyen gestos formales de acatamiento y condescendencia, respectivamente. Este vaciamiento de contenido en los valores que nos rigen ha sustraído el poco criterio restante del individuo, allanando el terreno para la emergencia de un autómata naturalmente predispuesto a sumergirse en los estercoleros de las ilusiones mercadotécnicas.

Charles Bukowski escribe: “La diferencia entre una democracia y una dictadura es que en una democracia primero votas y después recibes ordenes. En una dictadura no tienes que perder el tiempo votando”. Es decir, en política la libertad se concede (por ejemplo, se promueve la participación ciudadana en procesos electorales) siempre que el ejercicio de esta “libertad” convalide la dominación, la autoridad y la eventual cancelación de libertades colectivas e individuales. Entiéndase por democracia la “libertad” inescapable para legitimar, legalizar y normalizar la dictadura. 

Este axioma moderno, universalmente válido, bien se puede extrapolar a la realidad sociopolítica del México actual. La alianza Televisa-PRI-Iglesia y consortes, estableció con antelación a los comicios la agenda sexenal para el país. La celebración de elecciones, como en los antiguos tiempos del unipartidismo, tuvo un carácter estrictamente protocolario y formal. Empero, ante la natural erosión de una entelequia anacrónica, el PRI vióse obligado a multiplicar astronómicamente la cuota de novelera mercadotecnia e inyectar una dosis superior de ficción a la trama electoral. La estrategia, apreciablemente tosca, agresiva e histérica, consistió en sumergir e involucrar al tele-auditorio en una conmovedora historia de hadas en la que participaría todo el público –asignándole un papel decisivo– con sólo efectuar su libre derecho a votar, erigiéndose en protagonista de la tele-serie más costosa jamás producida en este país. Fue una manera de otorgar al público la facultad de decidir el desenlace de esta beata historia dulcinea (con todo y bendición de Benedicto XVI). Sin embargo, cabe señalar que erraron los autores de esta truculenta tele-maquinación al creer que el público, aunque autómata y presuntamente ávido de contenidos residuales, votaría por el final feliz. No sorprende tanto el cálculo fallido como el tamaño de la farsa cultivada desde el poder. 

Como en Fahrenheit 451, en México la realidad y la tele-ficción se engarzan para crear una suerte de hibrido existencial en donde el individuo concreto es, simultáneamente, operador y aval de un sistema deshumanizante e irrestrictamente dictatorial. 

Felizmente, y gracias a la generación que ha abandonado la sala de televisión para tomar las calles, existen evidencias indiciales para suponer que este funesto estado de cosas no perdurará indefinidamente. La primera instrucción para la liberación es apagar el televisor y tomar un libro.

jueves, 19 de julio de 2012

El #YoSoy132Xalapa y la derrota del PRI en la capital de Veracruz


Los resultados de las elecciones para diputado federal en Jalapa demuestran, en primer lugar la alta volatilidad de las preferencias electorales en el distrito; pero también la estrecha relación y particular lectura que los movimientos están haciendo de los conflictos en el escenario nacional e internacional, lo que les permite romper el cerco institucional y mediático para combatir el sometimiento y la humillación.

En el estado de Veracruz, Jalapa se distingue por haber vivido ya la alternancia en la presidencia municipal y en el congreso local. Esta vez el ganador (PRD) gana y por mucho a un candidato que había sido edil de oposición -antes del neoalemanismo- para iniciar una carrera burocrática en ascenso… hasta los acontecimientos de principios del año en Boca del Rio. Si se toma en cuenta que tradicionalmente el estado de Veracruz ha sido un bastión del PRI, (aunque mucha gente se pregunta por que perdió Peña y ganaron casi todos  los candidatos a senadores y diputados) la particularidad del votante jalapeño lo distingue en y lo coloca al lado de Oaxaca, Guerrero, Tabasco y el Distrito Federal. ¿Cuáles fueron las causas de los resultados electorales?

En el plano nacional el efecto AMLO jugó un papel destacado, cobijando a una delegación partidista débil y fragmentada y a un candidato que contó con poca cobertura mediática y menos propaganda a lo largo de toda la campaña, y esta última aplastada por la propaganda de los otros partidos, incluyendo la campaña presidencial y la de senadores. El aumento de la inflación, el desempleo y la violencia así como la militarización rampante aportaron casi todo lo demás. La desastrosa administración de Calderón agudizó los conflictos y la crisis mundial le dio la puntilla a la continuidad panista en Los Pinos. La pelea fue entre AMLO y Peña y el presidente no dejó lugar a dudas de quien era su gallo. Este hecho marcó la coyuntura nacional y definió el voto de much@s.

En el plano local, el asesinato de Regina Martínez, en un contexto de aumento de la violencia en la ciudad y el estado de Veracruz, caracterizó en gran medida la coyuntura electoral jalapeña; sucedió casi en medio del proceso y capturó la atención de medios internacionales -sobre todo hacia la situación de los derechos humanos en la entidad- lo que afectó la imagen oficial, principal aval de sus candidatos. El único distrito ganado por el PRD en el estado fue la capital, lo que subraya el impacto del terrible acontecimiento, que muy probablemente generó un sentimiento de indignación que abonó para la aparición del movimiento juvenil #YoSoy132  en Jalapa.

Tal vez les resulte chocante a los estudiantes saber que sus manifestaciones y en general toda su crítica al sistema haya afectado a los partidos políticos, dado su apartidismo, pero se puede sostener que fue un efecto colateral, no calculado y sobre todo imposible de ignorar. Los aplausos, toques de bocinas y el apoyo que los habitantes de Jalapa brindaron a los manifestantes tuvo un impacto en los resultados electorales; que no se pueda calcular con exactitud no quiere decir que el fenómeno sea inexistente. Si a esto se agrega que durante el último año varias partes del mundo han experimentado movimientos similares, no se puede dudar del efecto #132 en los resultados electorales.

La coyuntura internacional tuvo mucho que ver para la conformación de un movimiento estudiantil que contribuyó a popularizar la idea de castigar al sistema. La primavera árabe, los indignados en España y los Ocupa en Estados Unidos son fuente de inspiración, no sólo para la juventud si no para la población en general. En particular para los estudiantes en Jalapa habría que agregar que el movimiento estudiantil en Chile, encabezado por Camila Vallejo y estuvo en la mira internacional por varias semanas, no debió haberles sido indiferente. 

Se podría decir que el elemento más prometedor y halagador (si es que caben los halagos en el mundo en que vivimos)  de esta coyuntura electoral se localiza en el corazón y la mente de los que participan en el #132 y en organizaciones  y colectivos estudiantiles en buena parte del territorio nacional. Su compromiso ético, su capacidad para burlar el cerco mediático, su optimismo arrollador, son una consecuencia inesperada de un proceso electoral deprimente y humillante, o al revés, del cual nada bueno podía y podemos esperar. 

Resulta en extremo necesario que se imaginen otros mundos, que se pueda pensar al margen del poder y sus símbolos. Las manifestaciones estudiantiles en Jalapa y en México  fortalecieron a la oposición partidista, si bien de manera limitada, canalizando el hartazgo de una amplia franja de la población hacia la resistencia y la oposición al régimen. 

Lo anterior puede parecer la confirmación de la especie, difundida por buena parte de la opinión pública nacional, de que el #132 es un movimiento controlado por los partidos políticos. Pero esto no deja de ser un argumento descalificador y limitado pues el movimiento, a pesar de su apartidismo no es un movimiento apolítico. Pero a diferencia de los partidos políticos concibe la política más allá de las elecciones, aunque no las desprecia en su respeto a la legalidad. 

Hasta el momento ha sobrevivido a la emergencia popular, producto del megafraude, manteniéndose fiel a sus principios y concibiendo sobre la marcha una manera de comunicarse en una estructura nacional pero manteniendo la autonomía de las asambleas locales y procurando adaptar, operar, los acuerdos nacionales en la realidad local y regional. Lo que está claro es que el #132 pisa con ganas en la arena política y está abierto a alianzas con otros movimientos. ¿Hasta dónde llegará?

miércoles, 18 de julio de 2012

El síndrome de Estocolmo y el falso regreso del dinosaurio

 Rafael de la Garza Talavera

 
¿Por qué la mayoría de los votantes, haiga sido como haiga sido, le dieron el triunfo al PRI? La respuesta fácil sería simplemente apegarse, como muchos lo hicieron en las redes sociales, a la misantropía vulgar para, una vez más, recordar la frasecita clasista que dice: los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.

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lunes, 16 de julio de 2012

Extinguir al Dinosaurio

Rafael Toriz y Ernesto Priego
 
¿Quién que tenga mirada puede quedarse callado? En un artículo reciente, publicado por Milenio (el mismo periódico que durante toda la campaña electoral se abocó a inflar la candidatura del priísta Enrique Peña Nieto, como quedaría reconocido por el pseudo periodista Ciro Gómez Leyva, uno de sus principales epígonos) León Krauze publicó el artículo El destino de AMLO, en el que señalaba, redondeando la farsa electoral que desean maquillar como una elección democrática, lo siguiente:

viernes, 13 de julio de 2012

YoSoy132: liberal o anti-sistema

Desde la génesis del movimiento YoSoy132 se ha discutido intensamente en distintos foros, espacios, escenarios, el perfil ideológico, político, y el alcance sociocultural de la aparentemente camaleónica propuesta de la insurrecta juventud mexicana. Y esta perplejidad, si bien legítima, debe despejarse prontamente afín de penetrar en el planteamiento toral del movimiento, que aunque polivalente e indeterminado posee una vitalidad transformadora sin parangón en la historia de este país. 

Una vez superado el protagonismo de la vanguardia obrera como sujeto histórico de la revolución (que aquí no se discute la inexorabilidad de su función activa en el cambio social), y el perjudicial esencialismo de la marginalidad (engendro típicamente posmoderno), entramos, acaso accidentadamente, a una etapa civilizatoria en donde las transformaciones sociales de gran alcance se impulsan transversalmente, esto es, a partir de la participación –tercamente incluyente– de múltiples segmentos sociales en la definición de mociones, criterios estatutarios, agendas programáticas y planes de acción, orientados a la conquista de aspiraciones comunes. No sólo en México, también en otras latitudes del planeta, se observan tres ejes vertebrales en la estructura organizativa de los movimientos contemporáneos, a saber: 1) mandos rotativos como base organizacional, priorización de la horizontalidad, negativa categórica a las dirigencias fósiles o a la complexión jerárquica de una organización; 2) la aglutinación de grupos, colectivos, asociaciones, de las más variadas ideologías y/o procedencias incorporados orgánicamente a un movimiento (que no frente común) sin renunciar a sus respectivas posturas e idearios; 3) autonomía frente a poderes fácticos e instituciones gubernamentales, autosuficiencia material e intelectual. 

Estos principios teórico-organizacionales que introducen los nuevos movimientos sociales, incluido el YoSoy132, ponen en jaque los presupuestos políticos del liberalismo: el repudio a la política de la representatividad; la superación del concepto rousseauniano de la “voluntad general” y con ello de la versión contractual de la comunidad política; la censura a las economías orientadas al mercado, máxime aquellas sin regulación estatal, y en especial a la vocación irrenunciablemente lucrativa de los procesos productivos; la lúcida invectiva antineoliberal que no pocas veces apunta al anticapitalismo; el señalamiento de los efectos destructivos del capital en las comunidades originarias; la preferencia por la colaboración interhumana en reemplazo de la vulgar competitividad liberaloide. 

Heredero o hermano mellizo de las nacientes “primaveras”, el movimiento YoSoy132 está conformado por un mosaico de posturas políticas e ideológicas. Pero mientras algunos creen que en esa gama amorfa de posicionamientos radica su debilidad, tibieza, laxitud o carácter “reformista”, cabe reconocer que en el curso de su resistencia y en la creciente consolidación como agente político de cambio, el YoSoy132 desmiente esta desafortunada suposición, y en cambio convalida su inédita facultad transformadora y el alcance histórico de su lucha. Es precisamente esta cualidad plural, diversa, transversal, lo que da solidez al movimiento, pues la ausencia de una línea normativa o de acción contribuye a evitar fisuras, rupturas o escisiones intestinas. Es una especie de conglomerado sin límites precisados, pero con un vértice en torno al cual se congregan luchas e iniciativas comunes. El disenso consensuado es su fortaleza, no su flaqueza. Por las razones antes mencionadas, el poder a menudo se muestra impotente al pretender desvirtuar o satanizar el movimiento. La reserva ética e intelectual de la juventud en México es acentuadamente superior a la de las autoridades, tanto las visibles como las anónimas (mercado). Esta generación ha quebrantado irreversiblemente la relación mando-obediencia. “¡Ustedes no nos representan!”, profieren en las marchas los jóvenes, o el ya clásico “Esos son, esos son, los que chingan a la nación”. 

Pero para ilustrar más puntualmente la naturaleza de este movimiento, véase las propuestas que se discutieron en la reciente asamblea inter-universitaria (espero que la descabellada Ley ACTA aún no esté en vigor): 1) El movimiento no sólo debe ser antineoliberal sino además debe ser anticapitalista; 2) El proyecto histórico del YoSoy132 consiste en generar un plan de lucha de 6 años, no uno que sólo implique el proceso electoral; 3) El interlocutor es la sociedad civil, no las instituciones ni los medios; 4) Vinculación del movimiento con otras luchas; 5) Huelga o paro nacional para la impugnación de las fraudulentas elecciones; 6) Alfabetización política. 

En una manta que regularmente escolta las marchas del YoSoy132, se puede leer la siguiente declaratoria identitaria: “No somos ni de izquierda, ni de derecha, somos los de abajo y vamos por los de arriba”.

martes, 10 de julio de 2012

Salvadnos de nuestros salvadores. Alegato a favor de Syriza.

Slavoj Zizek
Viento Sur
Imaginad una escena de una película distópica que describiera nuestra sociedad en un futuro cercano. Vigilantes en uniforme patrullan en los centros de las ciudades medio desiertas acosando a inmigrantes, delincuentes y sin techo. Quienes caen en sus manos son maltratados. Lo que aparece como una imagen fantasiosa sacada de una película hollywoodiana es en realidad la Grecia de hoy. A la caída de la noche, matones vestidos de negro del movimiento neofascista y negacionista Amanecer Dorado -que ha obtenido el 7% de los votos en las últimas elecciones y el voto, se dice, de la mitad de los policías de Atenas -patrullan en las calles y apalean a todos los inmigrantes que encuentran en su camino: afganos, pakistaníes, argelinos. Esta es la forma en que Europa es defendida en esta primavera de 2012.

viernes, 6 de julio de 2012

“México votó, Peña no ganó”: Crónica de un patria agraviada


1º de julio, jornada matutina-vespertina 

 La contienda electoral transcurre con las habituales “anormalidades” protocolarias –invitadas de rigor al banquete cívico-democrático comicial: decenas de camiones transportando acarreados; “mapaches” merodeando las casillas con la soberbia e indiscreción que confiere la impunidad suscrita desde el poder –una suerte de fuero paracomicial; traslado masivo de grupos afiliados al partido oficial, filtrados selectivamente en casillas, a fin de disminuir los votos de electores no coaccionados; esperas de 8-10 horas para ejercer el derecho incoloro –cortesía de la democracia teatral– de tachar una boleta con sospechoso lápiz deleble; protestas ciudadanas ante la insuficiencia de boletas en casillas, sofocadas toscamente con represión policial; despliegue aparatoso de convoyes militares; funcionarios de casilla prepotentes e incompetentes; módulos para la atención de delitos electorales atestados con denunciantes; brotes de violencia política a granel; agresiones sistemáticas a observadores acreditados e independientes; conatos de bronca en casillas especiales (foráneas); reportes de balaceras en no pocas entidades; robo de urnas en múltiples casillas; ciudadanos frustrados al no poder emitir su voto… 

1º de julio, jornada nocturna 

Al cierre de la edición comicial, Leonardo Valdés Zurita, presidente del Instituto Federal Electoral, profiere el siguiente mensaje en televisión abierta: “México tuvo una jornada electoral ejemplar, participativa, pacífica… Hoy vivimos la democracia con absoluta normalidad y tranquilidad. Hemos consolidado nuestra democracia electoral”. Más tarde, el licenciado Felipe Calderón, con gesto de júbilo contenido, secunda: “Siempre he creído que cuando hay elecciones libres, quien verdaderamente gana es el pueblo de México… Hoy, México se refrenda como un país de libertades, que ocupa un lugar privilegiado de pleno derecho, en el grupo de naciones democráticas del mundo”. Al filo de las 23:45, tras darse a conocer anticipadamente las cifras preliminares “oficiales” (22.25% de las actas registradas), las televisoras sintonizan un discurso de Enrique Peña Nieto en el auditorio de la sede nacional priista, donde el candidato se autoproclama vencedor indiscutible en los comicios, y pomposamente se declara presidente electo: “Esta es una noche de júbilo, de fiesta y alegría porque los resultados son precisos y claros de que Compromiso por México [sic] ha ganado y con ello ganó México… La mía será una presidencia moderna…” En redes sociales empieza a circular el juicio de la ciudadanía: “Montaje insultante”. 

2 de julio 

Cientos de miles de personas, predominantemente jóvenes, se manifiestan en las calles de las principales ciudades de la república, lanzando consignas de repudio a los órganos electorales, a las televisoras, al candidato del PRI, y al proceso comicial en su conjunto: “México votó, Peña no ganó”; “Peña, entiende, el pueblo no te quiere”; “Aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto Presidente no va a ser”; “Televisa, y el PRI, vendieron mi país”; “Ni un fraude más”. La gente desde sus automóviles pitaba en señal de respaldo. Contagiados por el ánimo combativo de los manifestantes, los transeúntes se sumaban a los nutridos contingentes. Padres de familia trasladaban en auto a sus hijos hasta las inmediaciones de los campamentos insurgentes, azuzándoles con un “¡No se dejen!”.

 5 de julio 

Con un avance parcial en los cómputos distritales, e ignorando el arsenal de irregularidades, el IFE confirma el triunfo virtual del candidato priista. El PRD, partido de oposición, solicita un recuento integral de las actas. El IFE únicamente concede la apertura de un 54% de los paquetes electorales. Más tarde, el “supremo” órgano electoral anuncia que el cómputo –otra vez plagado de inconsistencias– no varía un ápice. Se intensifican las movilizaciones. Los jóvenes toman por asalto las avenidas y plazas públicas en el país. Un banquete de consignas musicalizan las marchas: “Ese recuento, es puro cuento”; “México te quiero, por eso te defiendo”; “Si hay imposición, habrá revolución”. Reaparece la manta que corteja las manifestaciones juveniles desde su emergencia: “Se tardaron, pero qué bueno que ya llegaron. Atentamente, La patria”.

miércoles, 4 de julio de 2012

Contrapolítica y ciudadanía. Las lecciones del proceso electoral en México


Un pilar de la política liberal es el concepto de ciudadanía, ya que permite establecer de manera virtual la igualdad entre los miembros de una república aunque en la realidad es una pantalla muy útil para que siga operando la desigualdad. ¿Cuáles son los mecanismos que apuntalan esta idea? Las elecciones, los partidos políticos y la representación.

Las elecciones ofrecen una ‘realidad’ en la que, en su calidad de ciudadanos, todxs los mayores de 18 años pueden votar con el argumento de que es hasta esa edad en la que se puede tener conciencia de la responsabilidad que implica ejercer derechos políticos. Lo mismo decían en el siglo XIX de las mujeres y los esclavos, los cuales por su condición social se les consideraba ayunos de conciencia y responsabilidad, aunque tuvierna mas de veinte años, trabajaran y mantuvieran una familia. En el fondo está la idea de que para ejercer derechos es necesaria una educación que permita ´humanizar´ a las clases peligrosas y que, gracias al  ascenso intelectual dejaría de ser parte de ellas, especie hoy más vigente que nunca. En el pasado sólo era digno de confianza, probo, honrado y por lo tanto elegible para decidir, aquel que demostraba su calidad intelectual, su capacidad de razonar de acuerdo a los principios del liberalismo y que fuera propietario. En nuestros días se podría pensar que hemos prosperado pues el voto universal se ha implantado en buena parte de los países del mundo, pero los resultados electorales parecen ser operados por la voluntad de unos cuantos, convirtiéndose en una imposición que alimenta la creencia de que la democracia liberal es la mejor forma de gobierno, aunque ganen los autoritarios, los fascistas y los ladrones.

Y es que el mecanismo fundamental para articular la crítica al concepto de ciudadanía radica en la conformación de la representación y en el control que los partidos ejercen sobre ella. Es a la hora de reclamar la posibilidad de ser votado que el sufragio universal muestra su rostro oscuro: sólo se puede ser elegible, en el caso mexicano, si y solo si los dueños de los partidos políticos lo admiten en sus filas. Es tal la sofisticación del mecanismo que incluso sus usuarios privilegiados están proponiendo una reforma que permita la existencia de las candidatura independientes, las cuales seguramente servirán para ocultar el hecho de que son las oligarquías políticas y sus jefes, las oligarquías económicas, las que seguirán gozando de una ciudadanía de excepción. Y si no pregúntele a los dueños de las televisoras, que vienen a completar la farsa del sufragio universal con su propia contribución para hacer prácticamente imposible que un ciudadano ajeno a los dueños del dinero pueda convertirse en un representante popular.

Este mecanismo aclara entonces el tendón de Aquiles del concepto de ciudadanía pues su esencia tiene que ver con la igualdad, o mejor dicho con la promesa de igualdad, de todos los miembros de una república liberal. Justo cuando se instala la competencia electoral en México resulta más evidente este artilugio ideológico para crear una realidad virtual, un velo que oculte con ‘elegancia’ cínica que la igualdad política es una quimera. Que las elecciones están para confirmar la elección de un candidato previamente autorizado por los grupos de poder, nacionales o extranjeros.

Base del edificio liberal construido a lo largo del silgo XIX y parte del XX, la ciudadanía es hoy una concepto vacío que ya no entusiasma más que a los desesperados o a los mercenarios del poder estatal. La participación ciudadana no es más que el sometimiento razonado de los ciudadanos a las políticas públicas, impuestas desde arriba. Pero las cosas ya no funcionan tan bien en ese aspecto. Muchísima gente está cada vez más renuente a defender un estado poniéndose la camiseta de ciudadano o subirse en un avión y viajar miles de kilómetros para defender la democracia liberal a balazos. Hay que prometer ciudadanía (que ironía) o buenos sueldos para que, obligadas por la necesidad, surjan personas dispuestas a matar  o morir por una bandera. El caso de la guerra de Irak demuestra lo anterior. Miles de personas en EEUU fueron persuadidas, gracias a la oferta de becas universitarias o regularización de su calidad migratoria, para lanzarse al vacío de una guerra en donde simplemente luchaban para sobrevivir para poder obtener su recompensa.

En este sentido, las recientes elecciones presidenciales en México se disputaron entre tres candidatos de tres partidos políticos que aplicaron un férreo control sobre las designaciones de los candidatos y que apelaron a los ‘ciudadanos’ para elegir entre los individuos que las burocracias partidistas habían seleccionado previamente. El resultado de la elección ha sido cuestionado por muchos y festejado por no tantos y siguiendo la concepción liberal de ciudadanía, algunos insisten en culpar a la ignorancia y la pobreza como causa principal de que el megafraude priísta haya tenido éxito. Es decir, más allá del lugar que ocupen en el espectro liberal, los actores políticos siguen pensando que el problema no es la democracia electoral que reverencian con hipocresía sino, como en el siglo XIX, por la falta de conciencia y preparación de las mayorías. Y yo me pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre el voto comprado por una despensa y el voto conservador otorgado (este si producto del razonamiento responsable y culto) por las clases medias y altas? ¿Qué el primero es producto de la manipulación que lucra con la necesidad mientras que el segundo de la manipulación sutil, ilustrada que lucra con el racismo y la discriminación? Al final, tanto el voto irresponsable e inconsciente como el informado y responsable coincidieron en regresar el reloj de la historia política mexicana a los años setenta. La discusión sobre los resultados de la elección pasa por alto que es el proceso y los mecanismos de la democracia liberal los que deben ser superados, puestos en la picota, en lugar de gastar energías en tratar de limpiarlos para regresarlos a su esencia original, imaginaria, porque la verdadera es la de siempre. Incluso el movimiento #YoSoy132 parece decirnos que el problema no son las instituciones liberales sino los seres que las controlan. Que cambiando las personas al mando el sistema funcionará perfectamente. Sin menospreciar su lucha, el movimiento estudiantil tiene que comprender que si sigue alimentándose de esa idea acabará trabajando para el sistema. De hecho se podría decir que ya lo hizo, pues incluso sus adversarios se deshicieron en elogios hacia el movimiento, lo que genera sospechas de su eventual naturaleza antisistémica. Si lo fuera en realidad, difícilmente las televisoras o los dinosaurios de diferentes colores lo hubieran elogiado y tratado con tanta deferencia.

La crítica al liberalismo pasa por la crítica a la política liberal y sus conceptos centrales. Los neozapatistas, al romper con la estrategia de dos pasos que coloca en el centro de la acción la toma del estado para después cambiar el mundo, iniciaron el asalto al liberalismo en el continente americano; creo que debe ser teorizado y practicado para construir nuevos conceptos que describan un mundo nuevo, diverso. Un mundo después del liberalismo que conciba el fin de la explotación, el racismo y la discriminación con nuevas representaciones de la realidad que abandonen definitivamente el ideal liberal, el cual cumplida su misión histórica debe ser superado.