lunes, 6 de febrero de 2012

Respuesta al compa Carlos de Colombia

Desde Colombia el compa Carlos nos hace dos preguntas motividas por el texto de Rafael de la Garza Talavera Contrapolítica y movimientos antisistémicos publicado en Rebelión el 3 de febrero pasado y que fue publicado en este blog en tres partes con el nombre de Contrapolítica I, II, III.

1. ¿Dejar de generar expectativas en la,pollìtica institucional supone una visiòn anarquista? ¿La idea es construir un poder contrapoder? ¿Un poder popular? ¿Còmo? ¿El poder se toma o se construye? ¡Las dos opciones son excluyentes?

2. Que la gente no espere mesìas, ¿supone el autogobierno? Pertenezco a un colectivo socialista en el que estamos discutiendo eso. Me interesan los aportes. Gracias.

Antes que nada agradecerte las preguntas ya que eso nos motiva a seguir pensando, escribiendo y actuando para construir otros mundos.

En primer lugar, y sin ánimo de descalificar a los anarquistas, nos parece que negar al estado o ignorarlo no serviría para cambiar la realidad en la que vivimos; sería como la avestruz que mete la cabeza en la arena pensando que así el león no se la va a comer. Creemos que el poder tiene dos acepciones: el poder para dominar a otros y el poder para no ser dominado por otros. Es ésta última acepción la que nutre nuestros esfuerzos, por lo que no se trata entonces de construir un poder alternativo sino profundizar en la búsqueda conceptual que nos permita manejar otros conceptos que partan de una alternativa teórica alterna al liberalismo. Pero para ello creemos que los conceptos se hacen andando, (parafraseando a Machado) así que en lugar de andar pensando en como contradominar o constuir un contrapoder la idea sería primero establecer un espacio libre de dominación, o como dirían los neozapatistas, un territorio liberado precisamente de la noción de poder político liberal. Por eso hay que romper con las oposiciones típicamente liberales como poder y contrapoder, revolución o reforma, democracia o dictadura y un largo etcétera.

En segundo lugar, hay que insistir entonces en desconfiar sistemáticamente de las propuestas de partidos políticos y sobre todo de personajes que se dicen servidores del pueblo. Asi que el autogobierno, o mejor dicho la autogestión es el punto de partida, un camino hecho desde el andar y no una meta, un punto de llegada. Con esto queremos decir que en realidad, dada la franca decadencia del liberalismo como ideología hegemónica, solo hay una cosa clara: imaginar nuevas posibilidades pero sobre todo descartar las heredadas del liberalismo. De una cosa estamos seguros, si no nos ponemos a trabajar en ello nadie lo va a hacer por nosotros, mucho menos los políticos institucionales.

Ojalá esto sirva para ponerlo a discusión entre tus compañeros para definir el pensamiento y la acción. Acá estamos haciendo lo mismo y volveremos sobre el tema en entregas futuras.

Un saludo fraternal

Colectivo la digna voz

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