martes, 19 de enero de 2010

Hablemos de democracia


No está usted para saberlo ni yo para constárselo, añorado lector, pero gracias al jodido exilio que hoy me obliga a refugiarme en tierras anglosajonas he llegado a descifrar, en hora buena, el significado de la democracia, “el lado democrático de la vida”.

Hace unos días, mientras reposaba mis asentaderas en una banca atiborrada de nieve (era el único lugar disponible para alimañas de mi lastimosa condición, es decir, para fumadores), un joven norteamericano se acercó con cierta dosis de sigilo a dialogar conmigo. El tema fue el clima, pues en estas inhóspitas comarcas la situación climatológica es siempre motivo de conversación. Pese a su aparente retraimiento, el joven se desenvolvió siempre con naturalidad al dialogar con un servidor. Su aspecto desaliñado y su timorata conducta me despertaron cierta curiosidad. Pero lo que más me inquieto fue la insistencia y profusión con que sobaba sus rodillas. En un primer momento imaginé que era el frío lo que provocaba esa férrea frotadura de las piernas. Así que para romper el hielo (cosa difícil para las gélidas temperaturas de estas tierras) me aventuré a interrogarle con parsimonia y prudencia.

Pongo a su disposición, querido lector, un breve fragmento de la conversación que sostuve con aquel joven:

- “¿Eres de aquí?”, pregunté a mi acompañante.

- “Sí. Pero estuve tres años fuera del país. Y aun no logro aclimatarme al frío de la ciudad.”

- “¿Y donde pasaste esos tres años?”

- “ En Irak, Señor. Fui voluntario para la Infantería de Marina de los Estados Unidos”, contestó el joven con sobriedad.

- “Atmósfera y clima distintos, supongo...”

- “Demasiado calor, tanto por las altas temperaturas como también, y más profundamente, por las constantes explosiones y detonaciones de armamento de alto calibre,” repuso el imperturbable ex marino yanqui.

- “¿Y que edad tienes?”

- “Veintiuno, Señor”

- “Perdón por la intromisión –le dije yo- pero, ¿consideras que valió la pena tu tiempo de servicio en Irak?”

- “Sí, Señor. A pesar de las penurias y de los tres impactos de bala que sufrí en las rodillas [el frío producía severo dolor en sus articulaciones], creo que al final de cuentas mi servicio en Irak fue útil y valioso.”

- “¿Por qué lo dices?”

- “Porque a cambio de los años que pasé en Irak me hice acreedor de una jugosa cantidad de dinero, que de otra forma me hubiese resultado imposible amasar. Además, debo reconocer que la pasé bien por allá. Tuve la oportunidad de volar varios edificios con artefactos explosivos y de disfrutar de estruendosas detonaciones. Con la tecnología de hoy en día, estar en guerra es como jugar con videojuegos. Lo que hace más estimulante a la guerra, no obstante, es la adrenalina que corre por el cuerpo al descubrir que los receptores de los disparos son gente de carne y hueso y no simples blancos cibernéticos”

Al día siguiente de que sostuve esta enriquecedora charla con el joven ex marino, pude ver por televisión una nota relacionada con la “intervención” de EU en Oriente Medio y su elogiable “guerra contra el terrorismo” Según el reporte, la misión de Estados Unidos en aquellos recónditos suelos es la de “Constituir una gran cruzada en pro de la democracia... Pues el mundo debe convertirse en un lugar seguro para la consolidación de la democracia.”

En ese preciso instante, una ráfaga de erudición abatió mi añeja ignorancia. Ahí comprendí que años y años de estudio resultaron siempre insuficientes para comprender y descifrar el verdadero significado de la democracia. Ni el mas lúcido de los libros de teoría política pudo penetrar nunca la enigmática coraza del concepto de democracia. Después del testimonio de aquel joven veterano, la claridad y la lucidez tocaron mis entreabiertas puertas.

Hoy, quiero compartir con usted, perspicaz lector, mi recién adquirida enseñanza. Lo explicaré como haría un niño de cinco años, sin rodeo ni mediatización de por medio: La democracia es una idea que se cristaliza con la matanza encarnizada y brutal de hombres y mujeres; es la justificación para la promoción del terror en todo el orbe; es el empleo de tecnología para la aniquilación de la especie humana; es un absurdo, una falsificación de las aspiraciones del hombre; es una meta superimpuesta que en su concreción sacrifica aquello que menos valora: la vida.

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